El brasileño compartió quince minutos con Messi en la goleada del Barça sobre el Santos (8-0) en el trofeo Joan Gamper
02.08.13 - 23:24 -
JAVIER BRAGADO |
Neymar (i) recibe las instrucciones de Martino./Albert Gea (Reuters)
La noche comenzó con una mezcla de opuestos. La presentación de la nueva pareja y el recuerdo del ausente Tito Vilanova. La expectación por el novedoso Martino y el homenaje al legendario recientemente fallecido Ramallets. El ambiente festivo de la chavalería y los turistas entre los 81.000 espectadores y la ausencia de competencia con un rival desaparecido. Miel y Bacalao. Azúcar y sal.
Pero en medio de las sensaciones enfrentadas se observaron los toques de ilusión que apuntan a la continuidad y a la memoria. El equipo básico del mejor Barça saltó al campo junto al renacimiento de la presión en campo contrario que implantó Guardiola y ha resucitado Martino. Así, al toque como arma y a la inspiración del Messi más fresco los futbolistas azulgranas han añadido el ingrediente de la voracidad. La idea es conocida por los jugadores de la plantilla y su reaplicación se divisa como un nuevo aire. Lo cierto es que el rescate estratégico del técnico argentino enseñó pronto que puede fructificar como en tiempos no tan lejanos. Pedrito, Messi y Alexis se lanzaron con el cuchillo entre los dientes sobre la defensa brasileña y fabricaron en apenas 20 minutos tres goles de certeros contragolpes iniciados a pocos metros del área contraria.Primero marcó Messi, después el activo Alves provocó un gol en propia puerta de Leo y finalmente Alexis demostró con un gol que se ha entonado este verano.Después Pedro Rodríguez Ledesma, el nuevo ‘7’ del Barça, aprovechó un servicio desde la otra banda con el eléctrico Jordi Alba.
De este modo, el juego de precisión del triángulo Busquets-Iniesta-Xavi no se hizo necesario para desequilibrar el duelo y mostró lo que podría ser una opción para descongestionar un centro del campo que suelen superpoblar con minas los adversarios del Barcelona. Tampoco habría sido muy efectivo a juzgar por la renovada capacidad para enhebrar triangulaciones al primer toque y posesiones breves en los pies de los jugadores.
La segunda parte sirvió el plato fuerte de la noche. Neymar entró al campo para compartir correrías con Messi mientras Martino guardó en el banquillo a sus emblemas recién llegados de vacaciones (Valdés, Alves, Piqué, Jordi Alba, Xavi, Busquets, Iniesta y Pedrito). El brasileño se situó en la banda izquierda y el argentino se colocó en la posición de falso delantero que le creó Guardiola mientras Alexis conservó el carril derecho. No obstante, el nuevo dúo dinámico apenas tuvo tiempo para la conexión salvo cuando celebraron el tanto de Cesc en los quince minutos en que coincidieron sobre el césped del Camp Nou.
Con el astro argentino en el banquillo, los focos apuntaron al paulista. El animado público se animó con cada balón que llegó al brasileño. Bastaba un regate para recordar o un gol como cuando Stoitchkov disputó su primer Gamper.Tampoco se esperaban maravillas como el triplete de Romario en su presentación con el Barça o un gol como el inesperado cabezazo de Maradona en su primer torneo local azulgrana. Pero el público debió conformarse con un disparo al larguero y un pase de gol para Cesc en una segunda parte que realmente monopolizó el canterano pulido en el Arsenal con sus dos goles y un lanzamiento de falta que tropezó con el poste del sobrepasado guardameta visitante.
Así, el Barça presentó a sus aficionados una declaración de intenciones para su regreso a la excelencia. Goleada (8-0), una incipiente estrella y un merecido homenaje a Ramallets con una portería inmaculada que defendieron tres guardametas con el nombre a la espalda del legendario ‘gato de Maracaná’.